
Concejo Deliberante
CONCEJALES INTERPELADOS POR CONCEJALES
La Comisión Especial de Reforma y Actualización del Código de Convivencia, presidida por Nicolás Piloni (HUxC), se reunió nuevamente este jueves para seguir tratando ese tema. Y lo hizo de una manera muy especial: fue en el recinto del Concejo, con los concejales ubicados en el estrado y también como espectadores, y las bancas ocupadas por 31 jóvenes que oficiaron prácticamente de concejales para aportar sus ideas en torno a la convivencia ciudadana.
Se trata de jóvenes de distintas extracciones políticas, dirigentes de centros vecinales, estudiantes, boys scout y representantes de las diferentes expresiones de la sociedad civil, que parlamentaron como si se tratara de una sesión ordinaria más.
Todos ellos aportaron la frescura de su mirada, a un debate caracterizado hasta ahora por las cuestiones legales y de técnica jurídica.
Con matices, sumaron a la discusión aspectos como por ejemplo la necesidad de sancionar de alguna manera a los conductores violentos, pero no sólo con multas, sino también con la obligatoriedad de hacer cursos sobre manejo de ira y/o la retención del carnet de conductor.
También plantearon cuestiones de inseguridad y en más de un caso la asociaron a la falta de iluminación, sobre todo en los barrios periféricos. En este caso, demandaron una actitud más de tipo preventiva del municipio, mejorando la infraestructura, para que todos los vecinos puedan disfrutar del espacio público sin miedo, ni desconfianza.
“Queremos un Código que no criminalice, respete la diversidad y ponga en el centro el ejercicio de los derechos de cada ciudadano”, opinó Luciano Bardoz, presidente del centro vecinal de Puente Blanco.
Por su parte, Sol Fernández, militante del Frente Cívico, dijo que la noche y la diversión son un tema central en el Código, ya que muchas veces en esos ámbitos se rompe la convivencia vecinal. “Si no hay poder de policía, no hay ley. Y tampoco se trata solo de castigar, sino también de educar”, señaló.
También pusieron en agenda prácticas que no están reguladas en el espacio público, como el uso de monopatín y los ruidos molestos con caños de escape de motos.
A tono con la línea de trabajo que vienen desarrollando ya los concejales, plantearon girar hacia una mirada no tan punitivista, sino con criterio de reparación de daño, e incorporar figuras como la mediación y el trabajo comunitario.
Otros jóvenes le pusieron voz a los problemas de acoso y maltrato escolar, a la necesidad de potenciar un enfoque de género y de respeto de derechos, y limitar las arbitrariedades de funcionarios.
Lo propio pasó con la ludopatía y la publicidad indiscriminada de juegos de azar; la problemática de los residuos en general y en particular de los basurales a cielo abierto; el abordaje de personas en situación de calle; y hasta la siempre vigente polémica con los “naranjitas” y la apropiación del espacio público.
Finalmente, Nara Bengolea, de barrio Cabildo, se animó a abrir el debate sobre cómo favorecer la convivencia en ámbitos digitales. “Pasamos unas seis horas por día frente a pantallas, con mucha interacción y también mucha violencia. Hay que fomentar el respeto también en ese ámbito”, advirtió.
