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CONFUNDIENDO AL SOBERANO

Foto: Agencia Telam.

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CONFUNDIENDO AL SOBERANO

(Telam) Para la subdirectora del portal de RT en español, «la campaña de desinformación contra la vacuna es grave».
Inna Afinogenova, quien se aplicó la Sputnik V en septiembre, habló con Télam sobre la vacunación y cómo trataron los medios argentinos el tema: «Hay cosas que no me puedo explicar por nada más que no sea maldad pura».
Por Martín Piqué
La periodista rusa Inna Afinogenova, subdirectora del portal de noticias de Russia Today (RT) en Español, se convirtió en el último año en una figura conocida de las redes sociales y las señales de noticias realizadas en y para América Latina, y en una charla exclusiva con Télam advirtió: «La campaña de desinformación contra la vacuna (Sputnik V) es grave».
Afinogenova no sólo ejerce su rol de subdirectora sino que además conduce el programa «¡Ahí les va!», ciclo que creció mucho en repercusión durante el último año y medio. Se trata de un programa semanal que aborda una cuestión de impacto internacional y la analiza sin eludir el debate, con un estilo didáctico y, si se quiere, irreverente.
Aunque hace su trabajo desde Rusia, Afinogenova está informada sobre la actualidad de América Latina y en particular sobre el presente de la Argentina. En 2009 vivió unos meses en Buenos Aires, período durante el cual completó una pasantía en Radio Mitre.
«Sigo mucho lo que está sucediendo en Argentina y hay cosas que no me puedo explicar por nada más que no sea maldad pura»
«En Latinoamérica –aseguró la periodista-, la gente está cansada del mismo discurso que sale de todos los medios de información. Yo sigo mucho lo que está sucediendo en Argentina y hay cosas que no me puedo explicar por nada más que no sea maldad pura. Toda la campaña de desinformación y toda la manera en que están sembrando dudas en torno a esta vacuna (por la Sputnik), sin aportar ningún dato nunca, o lo que es peor, tergiversando y manipulando, es realmente muy grave», subraya.
Afinogenova se inmunizó contra la Covid-19 a fines de septiembre. De 32 años, se ofreció como voluntaria para recibir las dos dosis de la inmunización desarrollada por el Centro Gamaleya. Se anotó en el sitio web del ayuntamiento de Moscú y así formó parte del grupo de las primeras 90 personas que se vacunaron en Rusia.
«Tres semanas después, me hice un análisis de anticuerpos (contra el coronavirus) y los tenía. Ahora voy bastante tranquila. He tenido bastante contacto con gente que luego dio positivo, porque me fui de viaje de trabajo y volví en un avión en el que hubo más de diez positivos, y a mí no me dio nada», contó.
La periodista habla en un español muy fluido, en el que intercala expresiones y palabras típicas del castellano que se habla en España (durante la charla desliza un «joder» para darle más énfasis a una respuesta) con modismos más escuchados en el Río de la Plata. Se graduó en Periodismo en la Universidad Estatal Mijaíl Lomonósov de Moscú y reside en la zona céntrica de la capital rusa. «Vivo a veinte minutos de la Plaza Roja», detalló.
Durante la charla, la periodista se mostró muy informada del acuerdo entre el Estado argentino y el Gobierno de la Federación Rusa para la compra de grandes cantidades de la vacuna creada por el Centro Gamaleya.
«Argentina empezó a vacunar en el mismo momento en que lo hacía España. Es uno de los primeros países que inició la vacunación masiva. Un increíble logro», afirmó.
La cooperación entre ambas naciones sumó en las últimas 48 horas un nuevo capítulo tras la partida hacia Rusia de un segundo vuelo de Aerolíneas, el Airbus 330-200, que viajó hasta Moscú en búsqueda de las 300.000 dosis del segundo componente de Sputnik. Las vacunas, como se sabe, llegaron al país hoy al mediodía.
Télam: Usted se vacunó en septiembre. ¿Cómo siguió su vida desde entonces?
Inna Afinogenova: Mi decisión no tuvo nada que ver con mi trabajo. Al estudiar la información sobre la gente que lo iba a hacer (el Centro Gamaleya) y sobre la propia vacuna, me convencí. Ya estaba cansada de tener miedo de contagiar a mi madre, a entrar a un transporte público y después, al día siete, estar atenta a si me dolía un poco la garganta, a medirme la fiebre a cada rato. Soy un poco hipocondríaca. Y fui una de las primeras en Moscú, porque me llegó el dato de que estaban buscando voluntarios. Quiero insistir en que todo fue voluntario. Porque afuera (de Rusia) quisieron instalar la idea de que a la gente la obligaban… ¡Pero por favor! ¿Cómo nos van a obligar si después se puede sacar un móvil para grabarte y que salgan 100.000 testimonios? En fin, decidí hacerlo. Y fue todo rápido. Me la pusieron a las 7 u 8 de la tarde: me empezó a subir la fiebre, me dolió la cabeza, empecé a sentirme algo cansada, como una gripe normal. Me dormí con paracetamol. Al día siguiente ya no tenía fiebre pero seguía con dolores musculares y al tercer día ya no tenía nada: no me dolían ni los pectorales ni la cabeza. Y seguí haciendo mi vida. La segunda inyección te la ponen tres semanas después, y esa sí que no me afectó de ninguna manera. Sólo me dolió el brazo un par de días: no podía hacer flexiones de brazos, pero al tercer día ya fui a la piscina y todo bien, no me ahogué (ríe).
«Argentina empezó a vacunar en el mismo momento en que lo hacía España. Es uno de los primeros países que inició la vacunación masiva. Un increíble logro»
T: ¿Cómo vive la sociedad rusa el plan de vacunación?
IA: Al principio era todo bastante desconfiado. Algunas encuestas decían que más de la mitad de la población todavía no estaba dispuesta a vacunarse, pero después yo he visto cómo los corresponsales de los medios (extranjeros) que decían eso empezaron a participar también como voluntarios en los ensayos de la vacuna Sputnik. Y así, como a la gente vacunada no le ha ido nada mal, han cambiado el tono de sus coberturas. Eso ayuda a que la gente común y corriente empiece a perder la desconfianza.
T: Está claro que la pandemia profundiza la desigualdad estructural. La población de los países centrales va a vacunarse mucho antes que los países periféricos.
IA: Es una barbaridad que sea así, claro. Pero en relación con eso, yo he estado viendo la cobertura de la llegada de la vacuna Sputnik V a la Argentina, en particular la del canal argentino C5N, y me ha parecido muy emotiva. Pero al principio no entendí por qué darle tanta importancia (a la llegada a Ezeiza del avión de Aerolíneas) pero sucede que a nosotros (los rusos) todo esto nos viene dado: empezó la pandemia y aquí asumimos que ya alguien estaba trabajando y que en un rato tendríamos la solución. No entendía pero después comprendí que Argentina es un país que empezó la vacunación en el mismo momento en que la empezaba España. Y es uno de los primeros países del mundo en el que se inició la vacunación masiva. Un increíble logro del Gobierno. Que se garanticen las vacunas para todos los argentinos en el mismo momento en que Canadá ha comprado el triple de vacunas de su población. Es muy bueno tener acceso. Por otro lado, hay países en los que no vas a tener esa solución pronta, o tendrás que negociar con otros para tenerla, o directamente no se va a hacer, y tendrás que quedarte confinado o te enfermarás.

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