Covid-19
PARA NO RELAJARSE
A partir de las recomendaciones para adaptarse a la nueva realidad por Covid-19 y generar espacios más seguros, el Ministerio de Salud propone opciones para el automanejo del riesgo de contagio, mediante elecciones de carácter individual o familiar que lo reducen o aumentan.
En base a investigaciones nacionales e internacionales, la comunidad puede manejar el riesgo de contagio a través de la interacción de diferentes variables, como el uso adecuado del barbijo, la cantidad de personas en un encuentro, la consideración de los aerosoles al hablar, la ventilación del ambiente y el tiempo de exposición
INCORPORACIÓN DE HÁBITOS
La nueva realidad social que plantea la contingencia por Covid-19, requiere que la comunidad adopte nuevas prácticas y hábitos para generar situaciones sociales seguras.
Para esto, la cartera de Salud, con el asesoramiento de equipos de especialistas de epidemiología, infectología, medicina, comunicación, entre otras disciplinas, se basa en un cuadro elaborado por la Universidad de Oxford –Inglaterra- y el Instituto Tecnológico de Massachusetts –Estados Unidos-, que manifiesta cómo entran en juego las variables de riesgo.
De esta manera, puede verse cómo el uso adecuado del barbijo es clave para cualquier tipo de interacción social.
Se manifiesta como riesgo menor (en verde) cuando se utiliza esta protección, principalmente si es corto el tiempo de contacto –hasta tres minutos-, y se incrementa (en amarillo) si es mayor ese tiempo; aumenta aún más si se trata de un encuentro entre dos o más personas y es pobre la ventilación (en rojo) del espacio.
La cantidad de personas presentes en una interacción es otro de los factores a considerar.
El gráfico demuestra cómo existe menos riesgo de contagio cuando hay pocas personas –hasta tres-; y existe más riesgo si son más de tres las personas presentes.
Además, es clave tener en cuenta la ventilación de un espacio; mientras que al aire libre y con buena ventilación el riesgo es menor (en verde y en amarillo), el riesgo se incrementa si la interacción se da en un espacio interior y con buena ventilación, (predomina el amarillo si es entre dos personas, y el rojo si son más de dos), y más aún si la ventilación es pobre.
Otra variable fundamental es el tiempo de contacto: interacciones de menos de tres minutos implican menos riesgo de contagio que si es mayor la exposición.
Las acciones de las personas determinan también las posibilidades de contagio: estar en silencio e inclusive hablando se considera más seguro que gritar o cantar, factor que aumenta el riesgo si son más de tres personas las que interaccionan.
SUGERENCIAS
Conocer estos factores de riesgo permite a las personas dinamizar, medir y manejar el riesgo a que se exponen en determinadas situaciones sociales y optar por actitudes y actividades más seguras.
En base a otra investigación de especialistas en química y dinámica de partículas de la Universidad de Colorado –Estados Unidos-, pueden verse los beneficios de interacciones es diferentes espacios como habitaciones amplias, salas, bares y aulas, en que las personas utilizan barbijo, mantienen distancia, reducen el tiempo de exposición y ventilan adecuadamente, en contraste a cuando no toman esas medidas.
El riesgo de infección se reduce a menos de una persona contagiada cuando el grupo usa el barbijo de manera adecuada, acorta la duración del encuentro a la mitad y ventila el espacio.
De esta manera, es recomendable mantener el uso adecuado del barbijo durante todo tipo de interacción aun estando en espacios cerrados.
VENTILACIÓN
En base a los factores desarrollados, se propone también la necesidad de considerar los aerosoles emitidos por las personas al respirar, hablar, gritar, toser o cantar y, que, al dispersarse en el espacio, forman un aerosol que se considera infeccioso al ser inhalado.
En este sentido, otro de los hábitos seguros es elegir interaccionar con otras personas –en lo posible no más de dos- en ambientes con buena ventilación, y más aún al aire libre.
En cuanto a la ventilación de los ambientes interiores, la ventilación natural es el método más efectivo para renovar el aire, así como necesaria para crear un ambiente sano y evitar otras infecciones además del coronavirus.
De esta manera, es recomendable asegurar el recambio de aire mediante la abertura de puertas y ventanas -en lados opuestos- que produzcan circulación cruzada del aire, con diferencia de temperatura interior-exterior para generar corriente.
En el caso de espacios donde las ventanas no pueden abrirse, se recomienda el uso de ventiladores mecánicos que expulsen el aire del interior hacia afuera, en contraste al uso del aire acondicionado –método que no es seguro, debido a que no se genera una renovación y circulación del aire.
Además, de acuerdo a los tipos de ambiente y principalmente en instituciones públicas y privadas, se propone la utilización de equipos extractores o impulsores individuales si la ventilación natural no es suficiente, así como el uso de equipos provistos de filtros para purificar el aire.